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sábado, 17 de marzo de 2012

Observar, analizar y aprender...


Mi abuelito solía caminar a la Plaza cerca de su casa, donde elegía una banca donde sentarse cómodamente e invertía varias horas en observar el comportamiento de otras personas. El siempre regresaba con un montón de anecdotas y las graciosas reacciones que el observar a otras personas atrapadas en la espontáneidad de su anonimato, le causaban. 

Él era un hombre magnífico, y lo menos que podía haberle aprendido era esa tendencia a observar y analizar el comportamiento humano. Aceptémoslo, como humanos somos una fuente infinita de ideas, de reacciones y sentimientos, ¡de verdad que hay mucha tela de dónde cortar!
Mi queridísimo abuelito, eligió muy bien su objeto de estudio, garantizando entretenimiento inagotable.

Hoy pase el día en un muy visitado centro comercial, de esos que dicen abastecer las necesidades de las clases más favorecidas. ¡Había tanto material pidiendo ser estudiado!
La niña que a sus seis añitos declaraba "los centros comerciales son los mejores amigos de una chica, ¿cómo lo sé?... lo sé porque soy una chica!". El bastante guapo y algo tímido chavo de la tienda de zapatos, la mujer del celular que parecía hacer uso de todos sus recursos para mantener interesado en la platica al hombre del otro lado de la línea telefónica, los "novios" y "esposos" aglomerados en las escasas zonas de descanso, esperando a que sus damas terminaran de comprar, o la mujer en el área de comida que sorbia su plato de comida tailandesa... y muchos más. 

Recientemente un hombre de buenos modales me dijo que yo soy una de esas personas que ve mucho a la gente; pero la verdad es que me subestima. No sólo los veo, los observo, los analizo, e incluso aprendo de ellos... pero sobre todo, aprendo de mi misma.