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domingo, 29 de abril de 2012

Picasso viene a la ciudad...Ya puedo morir


Desde que me encontré con el interesantísimo disco doble títulado Picasso, Les Musiques que contiene la música que inspiró varias de las obras del buen Pablo y algunas de sus canciones favoritas, mis días han estado más inspirados. 
La recopilación es una maravilla, pareciera una montaña rusa, que cubre todos los estados de ánimo, con gran intensidad y mucha emoción. 

Picasso, Les Musiques trajó su propia cadena de sucesos. 
Hace una semana, buscando material para "revitalizar" mi soundtrack diario, encontré en la biblioteca  este disco doble. 
Al otro día, lo compartí con mi hermano y mi supervisora en el trabajo, una mujer bastante interesante y con quién intercambio opiniones de ropa y divagaciones sobre el comportamiento humano. Ella lo comentó con otra compañera de trabajo, quién al otro día trajo consigo una revista promocionando la exhibición temporal de algunas obras de Picasso en la Galería de Arte de Ontario. 
Cuando me compartío la noticia, inmediatamente pensé "¡tengo que verlo!". 
Camino a casa caí en cuenta que ya alguna vez vi parte de la obra de Pablo Picasso. Una lista imaginaria apareció en mi mente. Dos columnas, en la primera Van Gogh, Matisse y Picasso aparecieron. En la segunda columna, una palomita conmemorando el haber visto sus obras en vivo.
Esa lista imaginaria me llevó a la siguiente:


¡Que dicha! He visto las obras de (mis favoritos) grandes maestros plásticos! Y tocado las creaciones genios del diseño! (Al menos de algunos de los que más me han cautivado!).
Y así sin titubeos, concluyo que la perfección existe. Ya puedo morir.

sábado, 17 de marzo de 2012

Observar, analizar y aprender...


Mi abuelito solía caminar a la Plaza cerca de su casa, donde elegía una banca donde sentarse cómodamente e invertía varias horas en observar el comportamiento de otras personas. El siempre regresaba con un montón de anecdotas y las graciosas reacciones que el observar a otras personas atrapadas en la espontáneidad de su anonimato, le causaban. 

Él era un hombre magnífico, y lo menos que podía haberle aprendido era esa tendencia a observar y analizar el comportamiento humano. Aceptémoslo, como humanos somos una fuente infinita de ideas, de reacciones y sentimientos, ¡de verdad que hay mucha tela de dónde cortar!
Mi queridísimo abuelito, eligió muy bien su objeto de estudio, garantizando entretenimiento inagotable.

Hoy pase el día en un muy visitado centro comercial, de esos que dicen abastecer las necesidades de las clases más favorecidas. ¡Había tanto material pidiendo ser estudiado!
La niña que a sus seis añitos declaraba "los centros comerciales son los mejores amigos de una chica, ¿cómo lo sé?... lo sé porque soy una chica!". El bastante guapo y algo tímido chavo de la tienda de zapatos, la mujer del celular que parecía hacer uso de todos sus recursos para mantener interesado en la platica al hombre del otro lado de la línea telefónica, los "novios" y "esposos" aglomerados en las escasas zonas de descanso, esperando a que sus damas terminaran de comprar, o la mujer en el área de comida que sorbia su plato de comida tailandesa... y muchos más. 

Recientemente un hombre de buenos modales me dijo que yo soy una de esas personas que ve mucho a la gente; pero la verdad es que me subestima. No sólo los veo, los observo, los analizo, e incluso aprendo de ellos... pero sobre todo, aprendo de mi misma.