Pages

martes, 12 de julio de 2011

:)


Aún cuando la temperatura afuera era cerca de los 30ºC, y que había un camión programado para viajar en la misma dirección a la que yo necesitaba ir; me decidí a caminar a mi casa. Si, acepté el hecho de que inevitablemente iba a terminar con un bronceado no deseado (la verdad es que no me molesta asolearme y broncearme, pero creo yo que la forma correcta de hacerlo es con una buena capa de protector solar, y en bikini), también acepté que me disponía a caminar por más de 35 minutos, y claro, también acepté que estaba por  sudar bastantito. Aún con todo lo anterior considerado, no me hacía a la idea de perder tiempo y energía, al permanecer en la parada del camión esperando a que pasara el tiempo.
Y es en este preciso momento en el que numerosas frases se apresuran en mi cabeza, e intentan llegar a ser plasmadas en este mismisimo renglón. Frases que empiezan con: "Hay algo en el verano que...".
No recuerdo cómo, ni en que momento sucedió, pero en verdad que el verano para mí, es una estación con filosofía propia. La filosofía de laissez-faire laisser passer (dejar ser y dejar pasar). No entraré en detalles, pero algo tan sencillo como caminar en un día soleado, me genera gran satisfacción.


Algunas horas y conversaciones después de mi caminada, me encontré a mi misma preocupándome por algo que no podía cambiar, y para colmo sintiéndome abrumadísima por opiniones negativas.
"¡Que demonios! ¿cómo por qué tengo que soportar esto?... ¡Regrensenme mis 35 minutos caminados!".
Y allí esta la prueba de que siempre hay elección, así que hoy decidí no pasarme el día apachurrada por motivo de un rechazo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario